La chinche de las camas

La chinche de las camas

Explicación de su presencia

Chinche de las camas (Cimex lectularius)

Cimex lectularius
by Katja SchulzCC BY 4.0

La presencia de chinches (Cimex lectularius) en una casa no es necesariamente un signo de negligencia o descuido, pues aunque la idea no sea agradable, este insecto puede conseguir acceso a pesar de que se adopten todas las precauciones razonables. Tiene propensión a colarse en las maletas y mochilas de los viajeros, o en las cestas de la colada, y así es cómo entra en las casas. Desafortunadamente, también es bastante capaz de migrar de una casa a otra; y si una casa contigua está infestada y sus habitantes no le ponen remedio, es muy probable que sigan entrando de forma diaria durante meses. Si les falta su habitual fuente de alimento el instinto migratorio de las chinches se activa; entonces escapan a través de las ventanas, se dispersan por las paredes, los conductos de agua o los desagües, y así logran acceder a las viviendas contiguas. La propiedad de cualquiera puede ser invadida temporalmente de una u otra de estas maneras.

Origen y distribución

Hasta donde se tienen registros, como sucede con casi todos los insectos asociados con el hombre, la chinche de las camas tenido los hábitos que la caracterizan a día de hoy. Sin lugar a dudas, su presencia era habitual en las viviendas de los pueblos antiguos de Asia. Los romanos estaban bien familiarizados con ellas, y las llamaron cimex. Plinio supuso que tenía propiedades medicinales, y esta era sin duda una creencia común entre los romanos; entre otras cosas, se recomendaba como remedio contra las mordeduras de las serpientes. En Inglaterra se dice que fueron introducidas por primera vez en 1503, pero la naturaleza de las menciones que aluden a este hecho son de tal naturaleza que hacen muy probable que estuvieran allí desde hacía mucho tiempo. Doscientos cincuenta años después se informaba de que eran muy abundantes en las ciudades portuarias, pero que en el interior eran escasamente conocidas.

La chinche ha acompañado al hombre allí donde este ha viajado. Los barcos son muy propensos a estar infestados y han sido la principal causa de su amplia distribución. Probablemente llegó a este país con los primeros colonos; al menos, Kalm, que escribió en 1748-49, comentó que eran abundantes en las colonias inglesas y en Canadá, aunque desconocidas entre los indios.1

Variedades e insectos afines

En varias ocasiones se han descrito como especies distintas lo que es posible que con el tiempo no demuestren ser sino variedades del tipo ordinario de la chinche humana. Por ejemplo, la chinche del sur de Asia, según parece, presenta algunas ligeras diferencias con el tipo de chinche europea, principalmente son algo más alargadas. Estas formas de chinche levemente distintas en diferentes partes del mundo, y a las cuales no se les conoce otro huésped que no sea el ser humano, es posible que sean simplemente razas locales o variedades de la chinche ordinaria.

Chinche de las camas (Cimex lectularius)

Haemotosiphon inodorus
Yale Peabody Museum; photo by Daniel J. Drew

Chinche de las golondrinas (Cimex hirundinis)

Cimex hirundinis
by Emanuel KernCC BY 4.0

Pájaros, murciélagos y aves de corral son atacados en diferentes regiones del planeta por un considerable número de insectos parásitos estrechamente emparentados con la chinche de las camas, los cuales viven sobre sus huéspedes, en sus nidos y en sus lugares de reposo. Una de estas especies, Haematosiphon inodorus, que se encuentra en abundancia en el sudoeste de los Estados Unidos y en México, y que en un principio fue probablemente un parásito comensal sobre aves y murciélagos, ha llegado a ser una plaga completa de las aves de corral; y a partir de la íntima asociación entre estas y los seres humanos, es también a menudo una seria plaga doméstica —incluso más que la chinche original. Varias de las especies que infestan a pájaros y murciélagos pueden ocasionalmente convertirse en plagas domésticas. Por ejemplo, en este país los nidos de la golondrina común están a menudo invadidos por la chinche de la golondrina, Cimex hirundinis; a veces estos insectos salen de los nidos situados en los aleros de las casas y consiguen acceder al interior de las viviendas y a sus camas, causando muchas molestias. Otra especie similar, Cimex hemipterus, por lo común un parásito de aves y murciélagos en el Viejo Mundo, Brasil y las Indias Occidentales, se convierte con no poca frecuencia en un parásito humano.

Características generales

Chinche de las camas (Blissus leucopterus)

Blissus leucopterus
by skitterbugCC BY 4.0

La chinche de las camas pertenece al orden Hemiptera, el cual incluye a las chinches verdaderas, o insectos perforadores, que se caracterizan por tener un pico perforador y succionador. La chinche de las camas es para el hombre lo que la chinche de los pastos (Blissus leucopterus)2 para los cereales o la chinche de la calabaza (Anasa tristis) para las cucurbitáceas. No obstante, como casi todos los insectos parásitos de animales, tiene una estructura degradada, pues su naturaleza parásita y la escasa necesidad que tiene de amplios desplazamientos ha resultado, sin duda a lo largo de las épocas, en la pérdida de las alas y la adquisición de una estructura comparativamente más simple. Antes de alimentarse, el adulto tiene un cuerpo muy plano, ovalado, y su color es rojo óxido con matices más o menos negros en el abdomen. Una vez repleto, el cuerpo aparece mucho más hinchado, alargado y con colores más brillantes a causa de la sangre ingerida. Las alas son rudimentarias, unas yemas apenas reconocibles, y carecen de los ojos simples, u ocelos, que tienen la mayor parte de las demás chinches verdaderas. La ausencia de alas es una circunstancia de lo más afortunada, pues de otra manera ni siquiera el empleado doméstico más meticuloso estaría a salvo de ellas. Se han observado ligeras variaciones en la longitud de las almohadillas de las alas, pero nunca se ha encontrado ningún ejemplar cuyas alas mostrasen algún desarrollo considerable.

El olor “a chinche”

Chinche de la calabaza (Anasa tristis)

Anasa tristisby mcdaver

El rasgo más característico de la chinche de las camas es el muy distintivo y desagradable olor que despide, un olor que todos aquellos familiarizados con é conocen como olor “a chinche”. Este olor no es en absoluto exclusivo de la chinche de las camas, es inherente también a la mayor parte de las chinches de las plantas. Tanto la común chinche de los pastos, que afecta a los pequeños granos de cereal, como la chinche de las calabazas poseen ambas dicho olor, y es tan intenso en estas formas vegetarianas como en el parásito humano. La presencia de este olor, desagradable como es, es una suerte después de todo, ya que ayuda considerablemente a la hora de detectar la presencia de esta alimaña. El olor procede de unas glándulas situadas en diversas partes del cuerpo, las cuales segregan un líquido claro, aceitoso y volátil. En el caso de las especies vegetarianas este olor es ciertamente un medio de protección contra las aves insectívoras, pues hace a estos insectos odiosos o desagradables para sus emplumados enemigos. Por otra parte, en el caso de la chinche de las camas es un ejemplo más de un fenómeno muy común entre los animales, esto es, la persistencia de un carácter que no tiene ya ningún valor para su propietario. Aquellos enemigos naturales de las chinches verdaderas contra los cuales es útil el olor no se encuentran en los entornos en que viven las chinches de las camas; y es evidente que la cucaracha, que se alimenta en ocasiones de ellas, no es disuadida por este olor; a su vez, ni la hormiga doméstica común ni el ciempiés doméstico, que pueden atacar también a la chinche, tampoco parecen encontrarlo desagradable.

Hábitos y ciclo vital

Normalmente la chinche de las camas es de hábitos nocturnos y demuestra cierto grado de recelo, cautela e inteligencia en su afán por ocultarse durante el día. No obstante, acuciada por el hambre saldrá de su escondite por la noche aun en una habitación bien iluminada; así que, en tales circunstancias, dejar la luz eléctrica encendida o la luz de gas ardiendo no servirá para protegernos completamente. Se conocen casos en los que, en las condiciones mencionadas, han atacado vorazmente a seres humanos a plena luz del día. Por lo común abandona a su víctima tan pronto como se ha llenado de sangre; entonces se retira a su escondrijo habitual, ya sea en el armazón de la cama —especialmente si este es de madera—, tras el revestimiento de las paredes o bajo algún empapelado desprendido de los muros; en estos y en sitios similares, por medio de agrupaciones masivas, se pone de manifiesto su instinto gregario. Prospera especialmente en apartamentos sucios y en casas viejas llenas de grietas y fisuras en las que pueden ocultarse y ponerse fuera de alcance. Como acabamos de observar, los pesados y anticuados armazones de las camas, hechos con listones de madera, proporcionan unas condiciones adecuadas para que los insectos se oculten y se multipliquen, por lo que el empleo del hierro y el latón en la elaboración de estos armazones que se ha generalizado en los últimos años ha facilitado enormemente su erradicación. No obstante, este tipo de camas no asegura la protección, ya que los insectos son también capaces de encontrar escondites sobre ellas, o de llegar fácilmente hasta ellas desde sus otros escondrijos.

Cabecera de cama cubierta de chinches

Son corrientes las historias sobre la notable inteligencia de este insecto a la hora de eludir los variados esfuerzos que se han hecho para impedir que accedan a las camas. Muchas de estas historias son sin duda exageraciones, pero la experiencia heredada de muchos siglos en compañía del hombre —siglos en los cuales la chinche de las camas ha encontrado siempre en su huésped un enemigo activo—, ha tenido como resultado un conocimiento de los hábitos del animal humano y una facilidad para ocultarse de él, lo cual se hace especialmente evidente en la manera en que abandonan las camas y, frecuentemente, se desplazan hasta barrios distantes para protegerse y esconderse durante el día; esto, aparentemente, indica una inteligencia considerable.

Al igual que sus semejantes, la chinche de las camas experimenta lo que se conoce como metamorfosis incompleta. En otras palabras, desde su estadio larvario hasta su fase de adulto, el insecto está activo y tiene una forma, estructura y hábitos similares, lo cual contrasta con las moscas y las polillas, que pasan por fases vitales muy diferentes en forma de larva, crisálida o pupa, y adulto alado.

Los huevos son objetos blancos y ovalados que tienen un saliente con forma de aro en uno de los extremos; se los puede encontrar en lotes de entre 6 y 50 unidades en las grietas y fisuras que utilizan los padres para ocultarse. En confinamiento pueden ser depositados casi diariamente durante un periodo de dos meses o más, normalmente a un ritmo de uno a cinco huevos por día, aunque en ocasiones las puestas son más numerosas. De esta manera se han obtenido hasta 190 huevos de una sola hembra en cautividad.

Larva y huevos de la chinche

Fig. 1.  Huevo y larvas recién eclosionadas: a, vista ventral; b, vista dorsal; c, garra; d, huevo; e, pelo o espina;

En las cálidas temperaturas de mediados del verano los huevos eclosionan entre una semana y diez días después de su puesta, pero el frío puede alargar o doblar este periodo e incluso interrumpirlo completamente. Los jóvenes abandonan el huevo empujando hacia arriba esa especie de tapadera de la cima con su saliente en forma de aro. Nada más emerger tienen una tonalidad blanco-amarillenta casi transparente, y el tono marrón del insecto más maduro va acentuándose con las sucesivas mudas.

Normalmente, en el curso de su desarrollo la chinche de las camas realiza una muda, esto es, cambia de piel, cinco veces, y con la última muda hacen su aparición las diminutas almohadillas de las alas que caracterizan al insecto adulto. Anteriormente se creía que hacía falta un periodo de unas once semanas para que el insecto alcanzara la madurez completa, pero experimentos de cría con este insecto realizados en 1896 en este departamento indicaron que el ciclo vital está sujeto a grandes variaciones y que depende totalmente del calor y del suministro de alimentos. Se descubrió que en condiciones favorables de temperatura y comida había un lapso de ocho días entre mudas y entre la puesta y la eclosión de los huevos, lo que nos da un periodo, en las condiciones mencionadas, de alrededor de siete semanas desde el huevo al insecto adulto. Los intervalos entre las mudas son más cortos en los primeros estadios y se alargan en los últimos. No obstante, se dan muchas excepciones, y algunos individuos, incluso en las mismas circunstancias, permanecen hasta dos y tres semanas sin realizar la muda. En situaciones de hambruna o de escasez de alimentos, como ya se ha mostrado, la chinche de las camas, en cualquiera de sus estadios de inmadurez, puede mantenerse sin cambios por un tiempo indefinido, y la detención del desarrollo causada por esta inanición puede resultar en un incremento de los periodos de muda.

Estadio temprano de Cimex lectularius

Estadio temprano de Cimex lectularius
by Juan C. EspinosaCC BY 4.0

Los registros de cría a los que hemos aludido, así como numerosos experimentos confirmatorios realizados posteriormente por otros investigadores, apuntan a que entre cada una de las mudas los insectos no ingieren más que una comida, así que cada chinche tiene que picar a su huésped cinco veces antes de alcanzar la madurez; y después de esto, al menos una vez más antes de ser capaces de producir huevos. No obstante, en circunstancias favorables, entre mudas pueden ingerir comidas adicionales, especialmente si el insecto ha sido molestado durante su primera comida después de una muda y no se ha llenado del todo. La chinche de las camas emplea entre cinco y diez minutos para hincharse de sangre; entonces se retira a su escondite durante un periodo de seis a diez días para digerir tranquilamente su enorme ingesta y para realizar la consiguiente muda —o para la reproducción, en el caso del estadio adulto.

En las condiciones de temperatura adecuadas este ciclo de alimentación y reproducción puede continuar a lo largo de todo el año, y en una ocasión la progenie de una hembra en cautividad se prolongó durante tres generaciones consecutivas.

Condiciones desfavorables de temperatura y alimentación tendrán necesariamente como consecuencia una gran variación del número de generaciones por año y de la tasa de multiplicación; no obstante, dejando un razonable espacio para estas posibles detenciones del desarrollo, se puede estimar que, en aquellas casas que se mantienen bien calientes en invierno, pueden sucederse hasta cuatro generaciones en un año.

Comida y longevidad

Chinche Aradus cinnamomeus

Aradus cinnamomeus
by Barry WalterCC BY 4.0

En condiciones normales la chinche de las camas obtiene su alimento solamente de los seres humanos, y no hay casos constatados de otro tipo de hábito alimenticio que se haya producido de forma espontánea. Sin embargo, se puede forzar fácilmente a la chinche a alimentarse sobre ratones, ratas, pájaros, etc., y en la naturaleza, en ausencia de su huésped habitual, es posible que recurra a ello. La abundancia de este insecto en casas que han estado deshabitadas largo tiempo puede ser explicada por estas otras fuentes de alimento, aunque probablemente la explicación más habitual de esta infestación sea la longevidad del insecto y su capacidad de aguantar sin alimento prácticamente un año, y quizá más.

Hay muchos registros que indican la capacidad que tiene la chinche de las camas para sobrevivir durante largos periodos sin comida, y se han conservado especímenes todo un año dentro de viales sellados privados de cualquier medio de subsistencia. En el curso de los estudios sobre este insecto desarrollados por este departamento, se retuvieron durante varios meses chinches jóvenes extraídas de los huevos en pequeños viales sellados, y estas se mantuvieron activas a pesar de no haber ingerido ningún alimento del tipo que fuera. Posteriormente se realizó una serie considerable de experimentos, conducidos por Girault, acerca de la longevidad del insecto bajo diferentes condiciones.3 Un gran número de adultos de ambos sexos fueron mantenidos en confinamiento con una alimentación y apareamiento normales; estos sobrevivieron durante periodos que oscilaron entre 54 y 316 días. De forma similar, la vida de 71 larvas recién eclosionadas, sin comida, osciló entre 17 y 42 días, con una media de aproximadamente 28 días. Insectos capturados que estaban parcialmente crecidos vivieron sin recibir más alimento entre 17 y 60 días. La longevidad es más o menos afectada por la temperatura de forma natural. En otras palabras, unas temperaturas capaces de interrumpir la actividad del insecto y provocar la hibernación o una semihibernación pueden incrementar su longevidad.

El hecho de que la chinche sea capaz de sobrevivir durante periodos tan largos sin sangre humana ha conducido a la teoría de que podría subsistir de alguna manera con la humedad de la madera o de las acumulaciones de polvo en grietas, entarimados, etc. No parece que haya una base de hechos observacionales para sostener tal idea.

Otra creencia muy popular entre los antiguos colonos del Oeste es que este insecto vive habitualmente sobre los troncos muertos o enfermos de los álamos negros, y que es casi seguro que son abundantes en las casas de troncos edificadas con esta madera; dicha suposición parece estar igualmente desprovista de fundamento. Ilustrando esta creencia, este departamento tiene archivado un informe muy preciso de un oficial del ejército según el cual la chinche de las camas se encuentra a menudo de forma abundante bajo la corteza de los álamos muertos, especialmente a lo largo de los ríos Bighorn y Little Bighorn, en Montana. La base de este informe y el origen de esta falsa idea tan generalizada, tal como apuntó el ya fallecido profesor Riley, se encuentra en la confusión de la chinche de las camas con los estadios inmaduros de un insecto completamente distinto, algunas especies del género Aradus, las cuales se parecen en cierta medida a la chinche y se hallan frecuentemente bajo la corteza de los álamos.

Influencia de la temperatura

Como comensal de los seres humanos en el interior de las viviendas, la chinche de las camas se halla normalmente protegida del frío extremo y se sabe que es una plaga abundante y grave en las regiones del extremo norte. De hecho, a menudo es más molesta en las temperaturas de la latitud norte que en las de más al sur. Esto se puede explicar en parte por el hecho de que la chinche es muy sensible a las altas temperaturas, y una temperatura entre 35ºC y 37ºC o más, acompañada de un grado de humedad bastante elevado, provoca la muerte de grandes cantidades de estos insectos. Las chinches maduras, o parcialmente maduras, pueden soportar temperaturas comparativamente bajas, incluso por debajo del punto de congelación, durante un periodo de tiempo considerable. Los huevos y las larvas recién eclosionadas, sin embargo, sucumben a temperaturas bajo cero si dicha situación se prolonga entre quince días y un mes. La actividad reproductora y nutritiva del insecto prácticamente se detiene a los 15ºC; en temperaturas por debajo de este punto, el insecto permanece quiescente y en semihibernación. Las temperaturas más adecuadas para su actividad se encuentran entre los 15ºC y los 36ºC. La actividad del insecto es totalmente dependiente de la temperatura y del suministro de alimentos y, por tanto, en hogares calientes pude permanecer activo durante el invierno. No obstante, en invierno, se puede tener cierta protección durmiendo en habitaciones frías.

La picadura de la chinche de las camas

La picadura de la chinche es decididamente venenosa para algunos individuos, resultando en una hinchazón ligera y una inflamación desagradable. Para estas personas, la simple presencia de las chinches es suficiente para causarles el mayor desasosiego, si no es que les priva completamente del sueño y el descanso. Para otras, por el contrario, mucho menos sensibles, la presencia del insecto puede no ser detectada en absoluto, y si no es por la mancha ocasional sobre las sábanas de algún individuo aplastado es posible que su existencia sea ignorada por completo. La principal causa de la inflamación que experimentan las personas sensibles parece ser el orificio en la piel practicado por las afiladas cerdas perforadoras —las cuales constituyen el elemento picador de las piezas bucales—, ya que no parece que se produzca ninguna secreción de veneno aparte de los mismos fluidos de la boca.

Chinche de las camas adulta picando

Cimex lectularius adulta

Pico de la chinche de las camas de los trópicos (Cimex hemipterus)

Cimex hemipterus
by portioidCC BY 4.0

El órgano picador de la chinche de las camas es similar al de otros insectos de este orden. Consiste en un labio inferior más bien voluminoso y carnoso (la única pieza que se percibe al examinar el insecto de manera ordinaria), en el interior del cual se encuentran cuatro filamentos rígidos, o setas, que se deslizan unos sobre otros con un movimiento alternativo que consigue perforar la carne. La sangre es extraída a través del pico, el cual se aplica en un punto cercano a la perforación, y el movimiento alternativo de las setas dentro de la carne hace que la sangre fluya más libremente.

Para aliviar la irritación provocada por la picadura de la chinche, el peróxido de hidrógeno, o dioxogen4, tiene buenos resultados.

Una solución de yodo en su concentración habitual, o incluso doble, sirve también para combatir la irritación provocada por las picaduras de pulga, mosquito, chinches y otros insectos, aunque debe ser usada con precaución sobre la piel tierna de los niños pequeños y sobre aquellos afectados por eccemas o que tienen predisposición a padecerlos.

Enemigos naturales de la chinche de las camas

Hormigas Monomorium pharaonis atacando a una chinche

Al vivir siempre en el interior de las casas y estar bien ocultas, la chinche de las camas no está muy expuesta al control por medio de enemigos naturales, si es que lo está en algún grado. Sin embargo, otros insectos domésticos sí que dan caza a la chinche, como por ejemplo el ciempiés doméstico (Scutigera coleoptrata) y la común y pequeña hormiga roja doméstica (Monomorium pharaonis). Estos enemigos, no obstante, son de poca importancia y proporcionan poco control efectivo, si es que alguno, excepto en circunstancias muy excepcionales. Un ejemplo de esto fue relatado por el fallecido Sr. Theodore Pergande, perteneciente a este departamento, quien comenta que, siendo soldado durante la Guerra Civil, ocupó en una ocasión unos barracones en Meridian, Mississippi, que habían sido abandonados hacía cierto tiempo. Las instalaciones resultaron estar infestadas de chinches; pero poco tiempo después la pequeña hormiga roja doméstica descubrió la presencia de las chinches y acudió en cantidades enormes; el Sr. Pergande fue testigo del muy interesante y agradable espectáculo de las chinches siendo desmembradas y transportadas por estas diminutas hormigas, que eran muchas veces más pequeñas que los insectos que con tanto éxito manipulaban. El resultado fue que en un solo día se redujo la molestia que representaban las chinches. La afición de las hormigas rojas por las chinches nos la confirma también un corresponsal que escribe desde Florida (F. C. Boggess), que llega al punto de recomendar con entusiasmo la introducción artificial de las hormigas para paliar el incordio que suponen las chinches. Sin embargo, las chinches de las camas, al igual que otros insectos domésticos, no son del tipo que convenga o sea provechoso dejar a sus enemigos naturales con la esperanza de conseguir con ello su erradicación; y el hecho de que sean cazados por otros insectos no debe servir al dueño de una casa para no adoptar rápidamente medidas paliativas.

La chinche de las camas

Notas


 * Suborden o Superfamilia— En los órdenes Blattodea, Hymenoptera y Lepidoptera, para agrupar las familias hemos preferido usar las superfamilias en lugar de los subórdenes.

 1. Pehr Kalm (1716 - 1799), fue un explorador y naturalista fino-sueco discípulo de Linneo. El relato de sus viajes fue traducido al inglés en 1770 como Peter Kalm's Travels in North America.

 2. “Chinch bug”, en el original, hace alusión principalmente, que no exclusivamente, a Blissus leucopterus, una especie muy extendida en Norteamérica y que sólo recientemente ha empezado a encontrase también en Europa.

 3. Girault, A. A. Preliminary studies on the biology of the bedbug, Cimex lectularius Linnaeus. En Jour. Econ. Biol- v. 9, nº. 1. p. 25-45. 1914.

 4. Agua oxigenada.